En el silencio de la noche
tu sonrisa surgió como una carcajada de luna;
los brazos y piernas
se convirtieron en los pilares
al sostener tu cuerpo que es,
al mismo tiempo, casa.
Debajo, muy abajo,
(en el interior de la caracola
que formaste)
muy cerca de los latidos de tu corazón,
la niña Filosofía
juega tranquilamente
sin temor al mañana.
Desierto, desierto os digo que
si la soledad tuviese un nombre
no sería el vuestro.
® Elihe Ab.214 5am.
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