miércoles

Deadlok



Deadlok*.
Existen momentos, en la vida humana, en que se llega a un punto muerto; a el "callejón sin salida". Rápido. Habrá que actuar.
Salto generacional  sin amortiguador. No perteneces a los viejos por ser tan joven y no perteneces a los jóvenes por ser tan viejo. Punto muerto. Bienvenidos a la tierra de nadie; por favor mantenga sus rodillas y codos protegidos. Avanti. No pierdas (nunca) de vista tu objetivo. Avanza. Avanza aunque no sepas qué hacer, qué sentir o cómo comportarte. Avanza; en medio de ese desconcierto. Avanza. No te detengas más que el tiempo suficiente para que tu pie se pose en el siguiente peldaño. ¡Avanza! ¡Avanza! ¡Avanza! Después del oscuro túnel  aún se forma un nuevo camino.

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®Elihe, invierno 1420.

*Bloqueo mutuo: Bloqueos que surgen de 

necesidades que no pueden ser satisfechas, 
por parte de dos o más procesos.

Cuatro años.


© Michael Martin
© Michael Martin

No mentiré, cuatro años harán que te extrañe. 
Segundo miércoles de agosto y me dueles.

Lo que más voy a extrañar de ti será tu cuerpo hecho a mi medida, tus ojos cuando decían verdad o la última vez que nos apasionamos por una temática. Voy a extrañar la sensación de esas manos que ya no me abrazan y el sabor del fuego que te habita y no me quemaba; con todo el corazón voy a extrañarte. Tu nombre ya se quedó tatuado eternamente en mi piel, en todos lados resplandece...

Y con este mismo corazón entendí que ya no te sentias libre. Que esta ruptura no es más que el deseo de volver a sentir el aire entre tus brazos. Así que el renunciar a mi significaba que todos mis intentos para que me amaras como yo te amé deben parar... decido dar el paso a un costado. Siempre fuiste libre de ir o venir a tu medida; lamento si parecía lo contrario.

No mencionaré todas las cosas que deseaba hacer a tu lado; simplemente coincidimos en un tiempo y un espacio, ahora es momento de avanzar, de continuar nuestro peregrinaje por las ciudades del desierto hasta encontrar nuestro oasís. Gracias por responder a mi voz sin eco, gracias por enseñarme la fuerza y ternura que yo desconocía de mi misma... gracias por permitirme ser parte de las noches sin estrellas de tu vida o de la dedicatoria sin fin en unas páginas de tu libro. Gracias por muchas cosas que no sabrás que hiciste por mi, y que sin embargo, siempre llevarán la distinción de tu sello.

Un día el mismo desierto que nos unió, y que ahora nos separa, nos traerá de regreso a la misma ciudad; un poco más distintos, un poco más fuertes, un poco más libres, BarakAllahu Feekum hombre del desierto. 

E.