miércoles

The boy

© resgestae.

Decidiste ser mi héroe,
salvarme de lo que sea;
de lo invisible por venir.

Decidiste protegerme,
amarme infinitamente;
quererme como soy
para quererte como sos.

Lo decidiste, no me preguntaste.
Al silenciarme, te salvaste;
cupe amorosamente
en una caja sin color.

Enterado fui
en lo profundo del corazón;
pero
algunos de mis sueños
aún te nublan la razón.

Y fugazmente vuelvo a ser quien soy:
bibliotecario huraño el niño preguntón,
banquero que de jugaba de sol a sol,
embravecido militar un chico llorón.

Dentro de cada hombre
aún duerme el niño anterior.



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®Elihe y los niños internos
(no devorados, por cierto)
14 ab 30
51:02 hrs.












V


Para que dos se condenen basta una mirada. 
Para que se reconozcan y se palpen, 
para que sepan santo y seña, 
para que dialoguen, para que callen,
vociferen en el idioma sin palabras del pecado. 
Para que lo compartan con ese lazo indisoluble 
e irrenunciable de la culpa gloriosa, 
la que proviene del pozo sin fondo del deseo, 
que solamente es hambre e instinto
  como tus ávidas manos
Una mirada sola.
 No hace falta más para perderse 
y –¿por qué no reconocerlo de una vez?– 
también para salvarse irrevocablemente.



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Texto:  Las Violetas son flores del deseo ~ Ana Clavel. 
Imagen: Follow me ~ Murad Osmann. 

Distrito Federal

Tomo un café en el establecimiento de siempre; la penúltima vez vine a despedirme; siempre la penúltima; nunca el aquí y el ahora, porque el aquí y el ahora es beber el café antes de tomar el metro y ver cómo pasan las estaciones con la rapidez de un pestañeo. Dentro de pocas horas, tal vez días o semanas (pero más pronto de lo que mi blog sabrá precisar) Doña Ku tomará un avión rumbo al  europeizado continente. Empacará su computadora, una tonelada de libros, kilobytes de correspondencia, amistad y lagrimas. 

Amanece en la región más trasparente. El sol se levanta levemente sobre el valle; pareciera que tus oídos poco a poco despiertan a los sonidos de la "capital". Nuevamente estoy aquí; saboreando el despertar. Volver al Distrito Federal es recordar un nombre; hacer otra conexión entre Der Himmel über Berlin y ese largo paseo alrededor de la glorieta del ángel, una y otra y otra vez y otra vez como si la platica se  terminase al llegar la mañana. Y cuando el sol golpeó debilmente sobre los cristales de la ventana, me dijiste: -Abridla, ahora mismo vas a ver cómo amanece en la ciudad que decís nunca duerme. Y bajando el cristal de la ventana el torrente de sonidos se fue haciendo perceptible; primero allá lejos y luego cada vez más cercas, uno en uno saltando como un felino sobre su presa. Poco a poco como si fuéramos la antena de radio que todo lo recibe y que, al mismo tiempo, lo rebota y dispersa más allá del lugar de donde provino. Aquí estoy, en la ciudad que hiciste tuya y en la cual no nos volveremos a encontrar.
Te voy a extrañar, más de lo que crees te voy a extrañar; tal vez un día te escriba una carta (en un nuevo idioma) para decirte que mi vuelo llega a la hora acordada. Por lo pronto aquí estoy, en la región más transparente.

®Elihe México, DF.
9 de abril del 2014.



Name Words III


En el silencio de la noche
tu sonrisa surgió como una carcajada de luna;
los brazos y piernas
se convirtieron en  los pilares
al sostener tu cuerpo que es, 
al mismo tiempo, casa.

Debajo, muy abajo,
(en el interior de la caracola 
que formaste)
muy cerca de los latidos de tu corazón,
la niña Filosofía
juega tranquilamente 
sin temor al mañana.

Desierto, desierto os digo que
si la soledad tuviese un nombre
no sería el vuestro.

® Elihe Ab.214 5am.