miércoles

Renacimiento

¿Qué fuiste a hacer al norte? -me preguntó mi madre cuando volví.
Respondí que solamente Dios sabía que había ido a buscar allá; la verdad que había ido más al norte, a esos desiertos del otro lado de la frontera donde si uno no tiene un buen radio que intercepte la estática será consumido por ese silencio mortífero. 
Necesitaba estar así para poder gritar todos los sonidos de tu nombre y del mío; para vaciarme de todos los silencios que llevaban ya atendiéndome buen tiempo.  Contemplé ese valle que me miraba nacer, entré al coche y esperé el amanecer.


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