El carnicero de Rostov II

Moscú, Rusia; 3 de septiembre, 1981.

Eres igual que las demás mujeres. Lo tienes todo en común. Cabello largo, sonrisa amplia, tetas grandes, cintura formada, piernas que no saben correr; compleción media, desarmada, desdichada, a veces sexo servidora por necesidad y necedad. Mientras bebíamos en el bar insinuaste cumplir mis fantasias; terminé mi cerveza y salí de allí; hace seis noches que te seguía.

Recuerdo que otra noche, la noche que escogiste para ti, me llevaste a un lugar apartado de las indiscreciones. Aseguraste que podríamos hacerlo allí mismo, a mitad de la calle, y nadie se daría cuenta; conocías el lugar, ya habías estado allí otras veces... sin querer sellaste tu destino.

Nuestros pasos se habían perdido en la nieve, ofrecí mi abrigo como colchón, desabotoné el vestido con mis dedos torpes, tu cuerpo se desbordó como una flor cobriza entre tanta blancura: rasgue tus carnes con mi oscuro sexo; fui brutal pero te limitaste a tus papel de estrella porno.

Tumbado sobre ti, contemplaba el filo de la carne recién cortada; recuerdo haber deslizado mi pulgar sobre un trozo enorme de carne recién cortada. No tuviste tiempo de gritar, la sangre ya brotaba por tu vista; mi mano izquierda asfixiaba un grito y la derecha hacía los prácticos cortes de carnicero. Estabas inerte con una extraña mueca en el rostro, miré tu interior y solamente en ese entonces pude eyacular sobre tu cuerpo.

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Víctima 2 de "El carnicero de Rostov".
Escrito para la antigua
Unión Soviética de SPECTRA