Amor mío,
no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos,
no te quiero porque la sangre me llame a quererte,
te quiero porque no sos mía,
porque estás del otro lado,
ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto,
porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí,
no te alcanzo,
no paso de tu cuerpo,
de tu risa.
Y diré las palabras que se dicen,
y comeré las cosas que se comen,
y soñaré las cosas que se sueñan,
y sé muy bien que no estarás.
No estarás para nada,
no serás ni recuerdo,
y cuando piense en ti pensaré un pensamiento que oscuramente trate de acordarse de ti.
Creo que no te quiero,
que solamente quiero la imposibilidad tan obvia
de quererte como la mano izquierda enamorada de ese guante que vive en la derecha.
Sn. Cronopio Mayor
epístolas Rayuela &
Salvo el crepúsculo.
Salvo el crepúsculo.
Amén, san Julio, Amén.
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