miércoles

A pesar de...

Conserva las llaves de los departamentos donde ha vivido, la fotografía, el recuerdo, el número, la suerte; el mismo lugar en las listas, la misma cantidad de nombres a pesar de haber hecho la maleta. El andén se lleno de adioses y viajes que no se concretan nunca. Se desconoce si los peldaños hacia la noche suben o bajan, entran o salen; si se conoce u olvida. Simplemente avanza con la venda sobre los ojos y el deseo de que todo fluya. Encuentra, vuelve sobre sus pasos, llora, grita y baila; es todo y nada al mismo tiempo. Uno o una acerca el espejo a los límites de su propio iris queriendo reducir las distancias que le separen de uno o una; de uno o una propio. Se comienza a contar a la inversa y en ves de cumplir se descumple... desnace. Y uno sigue y sigue buscando el momento preciso en que pudo haber dicho: no, espera, sí y lo más importante: No te vallas. Y parece no haber nada más que el momento. La certeza de la nada y los límites del propio cuerpo. De desear ser teletransportado y viajar hasta su lado, hasta su propio lado, y seguir descumpliendo años, decir bienvenido sea un nuevo año con las mismas llaves de departamento, la misma lista de nombres, cuerpo, la misma maleta, cama, el mismo sueño echo realidad, la misma lucha contra la enfermedad, la misma muerte, las letras escritas de hambre y deseo. Se avanza o se retrocede en los anales de la memoria y se descubre que a pesar de las cosas malas siempre se fue feliz con su nacimiento de estrella o estrellado; lo cual no cambiaría por nada. 

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