Las ventanas siempre estuvieron abiertas; habían sido diseñadas para mirar y no para hacer saltar tu cuerpo.
Por allí llegaste hasta mi departamento, en el piso número tres en la calle berlinesa donde el mar salado y frío entraba por los ojos y el cielo no parecía ser el limite de tu cuerpo; por allí saltaste hacia dentro. Entraste con un tatuaje literario y una perforación poética, y creí que sería la combinación perfecta para unas cuantas líneas que hablaban de muertes espaciales a causa de una falla en el sistema y que los humanos trataban de... arrancaste la hoja de la Olivetti, te sentaste en la mesa con las piernas cruzadas y leíste lo que hasta ese momento llevaba. Te diste la vuelta y estabas sobre la mesa, de rodillas, hurgando entre mis papeles; miré el cielo, el contraste de ese mundo de luz y mi habitación tan oscura, y tú, tú allí llegada de allá afuera y entrando por la ventana, no por la puerta, sino por la ventana diseñada para mirar y no para saltar.
Me acerque a la ventana, miré el piso de la acera de enfrente, bastante alto para que pegaras un salto... te miré y me miraste. Tú al otro lado de la acera, la otra tú al otro lado de la acera y bailando junto a la ventana; la otra tu, ama de casa preparando la comida mientras sus piernas de ex-bailarina aún perseguían el sueño truncado, tú en mi piso con una sonrisa en la mirada; tú, la otra, bailando en la cocina con ventana a la calle. Tú la mía hurgando los papeles de mi mesa, impregnando tus manos de mi tinta; tú, la otra, tan terrestre que muy apenas sabias saltar mientras embarrabas limón a los recuerdos. Tú la que asaltaste mi ventana con tu cuerpo te alejabas por la acera camino a la costa, las pisadas me llegaban como el sonido de tu nombre tecleado letra por letra en la hoja.
Entonces volví a la mesa puse una hoja nueva y escribí:
Las ventanas siempre estuvieron abiertas; habían sido diseñadas para mirar y no para hacer saltar tu cuerpo. Y sin embargo saltaste por ellas.
Creo que debiste poner otra imagen... algo no Cortázar; no tengo nada en contra de él pero debió haber sido un ente femenino en la ventana... ... te mando un mail con una serie de imágenes.
ResponderEliminarUn Abrazo,
Rey David.